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Asides, Elecciones 2012, Estado de política, Estado social

Votaré por María Corina Machado y aquí las razones

30 enero, 2012 by Álvaro Rafael No hay comentarios

María Corina Machado

El voto es secreto, pero como no tengo nada que ocultar, en las elecciones primarias de la Mesa de la Unidad de 2012 votaré por María Corina Machado. Tomé esta decisión luego de ver cada uno de los debates que hubo entre los candidatos, y confieso que ninguno de los cinco candidatos cumplió plenamente con mis expectativas (diría, más bien, que ninguno llegó ni a la mitad de lo que considero que debe ser el candidato ideal).

No era precisamente por la diputada Machado por quien pensaba votar originalmente, y sigue siendo ella alguien con quien no comparto muchas cosas, en particular, sus maneras conservadoras de ver la sociedad (aunque me sorprendió que de los cinco candidatos fue la única que planteó el debate de la legalización de las drogas) y su distanciamiento con el venezolano promedio (clase media para abajo), pero a lo largo de esta corta campaña fue la única que defendió con orgullo y claridad, sin miedo ni vergüenza, el único sistema económico que nos puede sacar de este militarismo socializante: el capitalismo.

Pareciera que defender el capitalismo en estos tiempos de moda antisistema, de izquierda exquisita, es ponerse del lado de magnates explotadores y codiciosos, el típico cliché de señores con sombreros de copa y que encienden sus habanos con un billete de cien dólares. Olvidamos que las naciones que han abierto sus sociedades al libre mercado son las que muestran los índices más altos de desarrollo y prosperidad. Basta con ver cómo naciones como China e India, que en su momento se sustentaron en el polo opuesto del capitalismo, el socialismo, no lograron resolver sus problemas y desmontaron el disparate socialista para darle paso a un capitalismo a su estilo (entiéndase por estilo uno que da cierta libertad en la economía mientras la cierra en lo político).

Un país crece cuando tiene una sociedad productiva, que genera riquezas, que cree en la capacidad de sus ciudadanos y fomenta la inversión privada; un país no sale de la pobreza con expropiaciones ni con nacionalizaciones, todo lo contrario, estas medidas lo hunden más; tampoco lo hace con subvenciones ni estableciendo impuestos injustos, ni destruyendo la capacidad productiva de su país para propiciar las exportaciones de las naciones aliadas, menos aun volviendo a sus ciudadanos entidades parasitarias que esperan recibir dádivas del Estado y no producir nada con su esfuerzo propio.

La diputada María Corina Machado, con sus aciertos y desaciertos (entre los que le cuento: sus constantes referencias melodramáticas a las mujeres y madres que sufren, cosa infinitamente cursi y que es el mejor ejemplo del kitsch de la derecha conservadora, su religiosidad que choca con mi postura atea y su empeño por presentarse como representante del ideal de la mujer venezolana que echa pa’lante), fue la única que se atrevió a plantear de manera más o menos clara el asunto económico desde una perspectiva ideológica: tiene pinta de liberal, y eso me agrada. Le infunde nuevas nociones al debate político venezolano, estacado en el ideario socialista y socialdemócrata metido en la cabeza de los venezolanos desde los primeros tiempos de Acción Democrática y su continuación natural, el chavismo.

Le daré mi voto a ella, consciente de su puesto en las encuestas. No me importa, en el futuro cercano tocará votar por otro candidato que intente derrotar electoralmente a este desastre de gobierno que tenemos. Pero quizá ella sea un paso necesario para ir desmontando el sistema socialista y socialdemócrata que tanto daño le ha hecho a Venezuela, y que los otros candidatos no han tenido el valor de enfrentar (precisamente, porque tienen pasado socialista y socialdemócrata).

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La vida estúpida de Sebastián Arana

La vida estúpida de Sebastián Arana, 2

13 enero, 2011 by Álvaro Rafael 1 comentario

Tukkys

2

Sebastián despertó esa mañana con un propósito que parecía irreductible. Y por lo que había hecho en las pocas horas del día, su determinación de volverse un hombre estúpido iba por un camino dirigido talentosamente hacia el caos.

Me dijo que tenía planeado arruinar todo. Cada aspecto su vida: se había cansado de su existencia aburrida, de una relación basada en la costumbre más que en el amor, en los buenos días de sus compañeros de trabajo que se mataban por ascender laboralmente al tiempo que descendían moralmente volviéndose seres fríos y mentirosos, de vivir con dos hermanos metidos cada viernes en un local del San Ignacio, de una madre que se desvivía por cocinar bacalaos; y en lugar de hacer cosas como cambiar de corte de cabello, vestir de otro modo, conocer nuevas personas o cualquiera de esas cosas que hacemos cuando nos botan de un trabajo, nos deja una novia o simplemente no queremos terminar guindando de una soga para escapar de esta ladilla que es la vida, había tomado la dirección de joder cada aspecto de su vida a partir de esa misma mañana.

El celular repicaba, miró en la pantalla que era Alejandra, no contestó y me dijo entonces que esperaba la llamada de su jefe para completar de decirle las cosas que no le dijo en el correo que le acababa de enviar y donde lo mandaba a que se lo cogiera el conserje del edificio. ¿Han imaginado alguna vez a un amigo correcto y poco dado a las groserías llevado por la locura de un día para otro? Sebastián era uno de esos locos recientes en los que la euforia todavía sale con un poco de artificio. No sabía qué decirle. O mejor: no debía decirle nada. Ya las cosas que había hecho eran irreparables y yo no dejaba de pensar en el anillo de compromiso de ocho mil bolívares fundiéndose en el horno de esculturas de su mamá.

Me limité a preguntarle cuál era su siguiente paso. Me dijo que se encontraría en el bar de los chinos con Saúl. Me reí. Aunque si sus planes eran terminar de joder su vida en su camino para volverse estúpido, Saúl era el hombre indicado.

La última vez que lo vi fue precisamente en aquel bar de mala muerte donde se reúne toda una faunilla de pretenciosos poetas malditos que no pasan de ser malditos poetas de pacotilla, fotógrafos de quinta categoría y personas sin nada que hacer por las tardes más que tomarse unas birras baratas. No escribo poesía ni soy fotógrafo, así que debo ser de los últimos. Solo en una mesa, cabizbajo, con las enormes gafas sostenidas por su espesa barba cada vez más crecida, me llamó con la mano en cuanto me vio entrar y las Soleras verdes que pidió acompañaron con el humo de cigarrillo un relato que ya conocía: acababa de terminar con su novia (por quinta vez, y al parecer ahora sí definitivamente), una estudiante de filosofía de la UCV, de muy mala actitud tipo portada de Suicide Girls y que todos sus amigos se la querían tumbar [incluido Sebastián, que nunca fue tampoco el mejor de los novios: como buen vasco, era una masa de músculos y pelos, y eso no pasaba inadvertido para él por la cantidad de chicas que llevó a esos tiraderos de Chacaíto y El Rosal donde no llevarías a la chica que amas: Hotel City, el Dallas, el Gillmar, su compromiso prenupcial recidía en el acuerdo tácito de engañar sin que Alejandra se enterara y que ella hiciera lo mismo sin que él tampoco se enterara. No sé si nunca llegaron a conocer sus aventuras, él me contaba las suyas y yo nunca le conté las que me enteré de Alejandra, yo tampoco tenía moral para cuestionar ese modo de vida de engaños equilibrados]. En cuanto a Saúl, pasó lo que tenía que pasar: la chica terminó yéndose con un cincuentón, lomógrafo atormentado y cubierto de dreadlocks y tatuajes de tinta china, un tipo que seguramente en unos meses abriría un perfil en deviantART para publicar fotos de la licenciada en filosofía desnuda.

Sebastián me dijo que tenía algo que proponerle a Saúl. Francamente no me interesaba, pero su verborrea era inmune a mi cara de ladilla y me dijo que le diría a Saúl que dejara de involucrarse con chicas tan intensas, suicidas en potencia, poetas de la improvisación, lectoras de Bukowski, admiradoras de Regina Spektor, bohemias de Bellas Artes, talleristas literarias, marihuaneras de fin de semana, peyoteras de fin de mes, cocainómanas eventuales, usuarias de multiabonos recontrausados, veinte bolos para la semana, Converse destruidos, gafas sin corrección, fotógrafas conceptuales, moulineras empedernidas, nostálgicas del Radio City, marchistas en pro del feminismo/de los animales/de la vida/del aborto/de las drogas pero que en casa de sus padres se drogan en secreto, veganas radicales, ateas con revelaciones místicas, comunistas consumistas o liberales autoritarias, burguesas antisistema, urbanistas en general, hipsters desquiciadas.

Sebastián terminó regurgitando la inesperada conclusión de que la pareja ideal para él y para el despechado Saúl no se hallaba en ninguna exposición en el CELARG ni en Cultura Chacao, ni en ninguna agencia publicitaria llena de Macs y con aire acondicionado a doce grados, mucho menos en un curso del IESA o un postgrado en la UCAB o la UNIMET, y que si quería descender a los infiernos de la estupidez debía hacerlo todo bien, y buscarse relacionarse con gente bruta, pero bien bruta, y que nada mejor que buscarla a las afueras de instituciones universitarias de mala muerte de la avenida Baralt o en las páginas de citas frecuentadas por tukkys.

Fue de ese modo que, en un casi mortal grado de embriaguez, me contaría luego que se despidió esa tarde de Saúl, imponiéndose la tarea de conquistar, cada quien por su parte, una tukky en menos de una semana. Esa misma noche recuerdo que Sebastián se registró en Sexyono y Metroflog para probar suerte con la siguiente descripción, que el muy buen aprendiz de estúpido me pasó por gtalk: «Hola, soy poeta», nada más, necesitaba una frase corta y que removiera las pasiones más primitivas, pero tan útil que al cabo de unas horas ya tenía cientos de visitas y la pobre Dwuasileth, pobre alma ingenua que nunca imaginó en qué se metía, le escribió el siguiente mensaje privado que Sebastián me pasó como captura de pantalla:


Sexyono

El mensaje le pareció escueto, casi un chiste pero luego se dio cuenta de que era una demostración de que había hallado la primera llave que le conduciría hacia ese enorme salón donde le esperaba el gran papa negro de la estupidez, y le respondió:


Sexyono

A lo que ella, de inmediato, le respondió:


Sexyono

Sebastián me dijo que no dudó en agregarla. De cada diez palabras seis estaban mal escritas, me dijo, señal inequívoca de estupidez y falta de sesos, pero finalmente lograron entablar una conversación que trató, según me contaría con un deleite degenerado, sobre la nada en concreto y el vacío en general. Era obvio que su ego se había disparado por las nubes cuando la chica le dijo que escribía bonito. Él le dijo que se dedicaba a escribir, que había pasado por ese taller literario cuyo honor ahora quedaba por el subsuelo, y la chica le respondió que ella también escribía: escribía en dos tipos de letras, letra corrida y de molde. Sebastián tuvo que llamarme a la casa para compartir su risa. El muy maldito me comentó que le preguntó qué le apetecía, le pidió que la llevara a comer pollos Arturo’s.

Fue así como Sebastián se involucró con Dwuasileth.

Colgué, y supe desde ese momento que había perdido un amigo entregado a la estupidez.

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Relatos

Cuando los correos electrónicos se rebelan

7 enero, 2011 by Álvaro Rafael 1 comentario

Mi correo

1

Un extraño correo

Me llegó un extraño correo que se saltó todas las barreras del spam. No conozco al remitente, pero supongo que es una nueva forma de salvación vía electrónica: el correo lleva por título el de por sí escandaloso Internet, sí tiene cura, y el mensaje menciona la noticia de desintoxicaciones a la adicción de Internet en China basadas en el Tao y, si no te pones serio, disciplina militar contigo para desengancharte del vicio. Lo marco como spam: es un viernes a las 4 am y no quiero que me acusen de ser adicto a Internet.

Últimamente mi correo empieza a tener vida propia: a él le llegan salutaciones por año nuevo de gente que no conozco, promociones de fotocopiadoras ecológicas, viajes por tres euros a Stonehenge, felicitaciones (?) por la muerte de un familiar desconocido en Kenia que dejó una fortuna en un banco tenebroso y si no te avispas (mi correo, claro) no cobrarás un solo centavo. Otro peor: un correo me indica que si no lo reenvío a 1.000 personas el mundo volará en pedazos al salir el sol (¿en cuál país?) y yo seré el único responsable de toda esa hecatombe. Marcado como spam.

Tengo miedo de que un día de estos mi correo electrónico se rebele contra tanta liberalidad de andar marcando como spam tantos correos extraños. Temo encontrar una mañana en mi bandeja de entrada un correo electrónico en el que yo sea mi propio remitente pero no lo haya enviado yo: me lo haya enviado mi propio correo. Sé que mi alter ego electrónico me daría un ultimátum: o me dejo de arrogancias y aires de superioridad o él empezará a contestar los correos por su cuenta. Claro, me diría mi propio correo en tono de amenaza, serán correos plagados de groserías para indisponerme ante mis contactos. «Tengo fotos comprometedoras tuyas», agregará el muy maldito, no sé a qué se refiere, soy tan aburrido como para tener guardadas en mi correo fotos de mi pipí.


2

Páginas de citas

Correos que merecen especial atención son los provenientes de páginas de citas: con frecuencia llegan a mi correo invitaciones para que me registre en amorenlinea.com, amigos.com, cybercupido.com, desesperadosporelsexo.org, amortukky.com.ve.

Entras a esas páginas, le das una mirada a las fotos o a las descripciones y encuentras adolescentes con dos hijos buscando marido, viejos acechando chamitas, divorciados presuicidas, desempleados simpáticos, licenciadas bipolares, lolitas de Petare, sadomaquistas evangélicos, masturbadores crónicos, promesas del reggeaton, violadores con buenas intenciones. Toda una fauna de la desesperación en línea que me basta para marcar todas esas direcciones de correo como spam.

Reflexión: La gente sí complica por el sexo. O mejor dicho: por la falta de sexo. No hablo del amor, que en el fondo todos queremos amar y ser amados y todas esas cosas que salen en tarjeticas cursilonas, sino de ese quesuísmo que en pocos minutos de visita percibes en ese tipo de páginas. En lugar de andar perdiendo tiempo virtualmente se deberían ocupar en salir al mundo real, ya que, sin importar si eres guapa/o o no, siempre hay otra persona que también tiene las mismas necesidades, y una de las cosas más fáciles que hay en esta vida es tener sexo con otra persona. Conclusión: marcado como spam.


3

Venezuela como spam

El reloj marca las 5 am y recién empieza a salir el sol. Otro día ha llegado y desde mi ventana no veo llegar a los cuatro jinetes del apocalipsis. El mundo no se ha acabado por no reenvíar aquel correo. Tampoco me ha llegado ningún correo de ultimátum. A mi correo llegan pocos correos que sean realmente para mí. La mayoría son correos de notificaciones de Planeta en fuego: un comentario nuevo, un nuevo usuario registrado. Correos de mi trabajo. Otros correos son de mis amigos y conocidos, todos están etiquetados para así releerlos de cuando en cuando (tengo la costumbre de releer con gusto ciertos correos). Envío correos: cartas muy extensas, una foto de algún animalito de ojos brillantes, algún vídeo absurdo.

Antes de publicar esta entrada en mi blog reviso una vez más mi correo. Llegó uno nuevo a la carpeta de spam. Lo abro y veo que lo envió un desconocido que suele enviar cadenas histéricas y de ultraderecha. El título del correo dice: Salvemos a Venezuela. Por un buen rato me río con una mezcla de burla y tristeza: nuestra salvación está en la basura.

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Estado de política, Estado social, Microuno

El Dalai Lama, el chavismo y el diario CCS

22 febrero, 2010 by Álvaro Rafael 2 comentarios

Hay un diario gratuito llamado Ciudad CCS que es repartido en los alrededores de las estaciones del Metro de Caracas. Nunca lo recibo porque no estoy de acuerdo con su línea editorial ciegamente chavista y que denigra a la oposición. Pero generalmente, como siempre pasa, alguien a tu lado se sienta a leerlo y tus ojos se rinden ante la curiosidad. Y hoy vi unas caricaturas que hablan por sí mismas de la hipocresía de un Gobierno que se tacha de progresista y al lado de los pueblos oprimidos del mundo: en la caricatura, el Dalai Lama con un gorro de Mickey Mouse con los colores de la bandera estadounidense; en el mensaje, que no se podía leer por completo, lo pintaban como una marioneta de Washington, cuando el Dalai Lama es la máxima representación de un pueblo desgraciado y sometido al genocidio como el tibetano. La caricatura, seguramente, la hizo un pobre muchacho con la cabeza llena de un mierdero y-qué-ideológico y que en su ignorancia asocia a China con el otro mundo anticapitalista y como tal hay que apoyar todo lo que haga la dictadura comunista. Luego se quejan de lo que ocurre en Palestina.

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Un mismo final
Afuera el mundo sigue
Soy uno más buscando en el mar
Cae el sol».
•
#Lima #sodastereo #atardecer
Entrada de Instagram 2128707588078247984_17836884 Caribe (2009).
Entrada de Instagram 2084614024348433291_17836884 En realidad, el plan era hacer una escala de dos o tres días en Santiago y proseguir con el viaje hacia el destino final. Esto no ocurrió y quedé con un boleto hacia una ciudad que no figuraba en mi lista por conocer y de la que conocía muy poco (Costanera Center, Estadio Nacional, precordillera). «Es una ciudad nueva de todas formas, un país que no conozco, veamos qué tal», me dije como consuelo. Lo cierto es que Santiago me ha sorprendido. Me he conseguido una ciudad con amplios parques y miradores increíbles, bulevares que se entrecruzan y dieran la impresión de nunca acabar, con unas calles que en algunas partes evocan alguna vieja ciudad como Barcelona o Roma y en otras, más modernas, explican muy bien el apodo de Sanhattan. Hay una planificación urbana envidiable, con un metro que desluce otros subterráneos que alguna vez me deslumbraron. Mi visión ha sido breve, la del turista en un viaje improvisado, pero me satisface lo que vi.

#Santiago #Chile
Entrada de Instagram 2083487850083877342_17836884 Pacífico al sur.
Entrada de Instagram 2082368493836514550_17836884 En los últimos cinco años he conocido Los Andes desde Mérida hasta Santiago. Y la ruta sigue.
Entrada de Instagram 2081018812577561749_17836884 Punto de fuga.

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